VIVIR PARA CONOCERSE

Pensar es algo que sucede de manera natural y casi involuntaria. Como respirar. Me llamo Cristina Acebal y soy Educadora Social, Licenciada en Filosofía, actriz y bailarina. Me gusta decir que soy mediadora y facilitadora de grupos de pensamiento. Mi trabajo consistiría entonces en facilitar y visibilizar el pensamiento y el conocimiento que emergen en los encuentros. Los encuentros entre personas, con los espacios, con las imágenes o incluso con los textos. La vida está llena de encuetros... He podido participar de emergencias de pensamiento y conocimiento trabajando de camarera o de guía turístico, también a través del teatro y de la danza. 

 

 Si pensar es tan vital como respirar... ¿por qué aprender a pensar? ¿por qué visibilizar o facilitar algo que sucede de manera natural? La respuesta a esta pregunta es probablemente muy personal. En mi caso, es un proceso de emancipación y búsqueda de placer. Es una manera de ser más libre y más feliz. 

 

Una pregunta que me gusta hacer cuando encuentro la complicidad con alguien es "¿tu qué estás aprendiendo ahora?" Aprendizaje vital, si me entiendes. Aquel en el que convergen el mundo y tu experiencia. Yo, ahora, estoy aprendiendo cómo es la relación que establezco con la fantasía. Me sirve una metáfora preciosa para ilustrarlo: se trata de separar las semillas de adormidera, de la tierra fértil. La tierra fértil es negra y húmeda, y las semillas de adormidera son chiquititas y muy oscuras. Es un trabajo de atención y meticulosidad aprender a diferenciar a nivel de pensamiento (alguno diría que es función psíquica, o vida mental) lo que es nutritivo de lo que anestesia y despista, distrae y a veces traiciona. Pero la fantasía es como la amiga más constante. Siempre está. Es incondicional. Y es dulce y divertida. Pero, no siempre sienta bien. Cuando aparece hay que estar muy atenta. Escucharla bien. Y tomarla con humor... Trae algo valioso, pero casi siempre es tramposo, y cumple mejor su función si no se trata de hacerlo realidad. O no como ella dice que va a pasar. Te puede alejar de los verdaderos pasos a seguir y por lo tanto de tu deseo. Enajena el deseo. 

 

Quiero poner esto en relación con mi decisión de hacer el máster de profesorado, para ser profesora de filosofía. Y me sirve mucho el tema de la vocación. ¿Habeís visto Kiki,aprendiz de bruja, de Studio Ghibli? Comienza en el momento en que Kiki, que ha cogido su escoba (que aún conduce regular) se lanza al mundo en busca de una ciudad donde ejercer de bruja. Va tranquila y feliz escuchando la radio, deseosa de encontrar un lugar para ejercer. Y se cruza con otra bruja, que ya ha elegido ciudad y que además se ha especializado en pócimas de amor. Y Kiki  la mira y se pregunta: "¿especialiqué?". Yo me siento un poco Kiki. Mi vocación de bruja es descubrir y aprender quién soy (lo que permanece, lo que cambia). Eso es para mi vital (¿podemos considerarlo emprendimiento?) Y luego está el mercado laboral (al cual pertenece la Universidad), que está plagado de fantasías. En el mercado laboral hay dos mensajes fundamentales que te vuelan la cabeza. Uno es "no vales" o "no eres suficientemente buena": te falta formación, idiomas, experiencia, juentud, disponibilidad... Y el otro es "puedes ser todo aquello que desees". Ninguno de los dos mensajes es nutritivo. Ambos nos alejan por exceso o por defecto de nuestro deseo, que me atrevo a decir, es más mundano. El rango de realidad que manejamos es limitado, no infinito. Y eso debería ser aliviador.

 

He pasado por muchos trabajos, y todos al final me han servido para encontrarme, reconocerme y significarme. Voy al mundo. Soy parte del mundo (que permanece y cambia, como yo). Y ser profe de filo es una cosa más en mi vida, que haré tratando de distinguir lo valioso de lo anestesiante. Y agradeceré, esta vez (tal vez) la estabilidad y el salario. Kiki encuentra una ciudad donde ejercer. Y sus valiosísimos poderes de bruja le permiten abrir un negocio de reparto en escoba voladora (muy útil porque la ciudad que elije es como Santiago: cuesta arriba, cuesta abajo). Y hace amiguitos, y paga el alquiler y está feliz (a ratos).