EL CONSENSO EN EL CONSEJO ESCOLAR
Ayer, al final de la clase, hicimos una práctica simulando ser un Consejo Escolar para soñar una escuela desde su nombre y ubicación, hasta sus valores e idea de educación. Supongo que uno de los objetivos de la asignatura es pasar un buen rato y divertirse. Y para eso la práctica ha estado bien. Pero creo que es difícil reflexionar sobre un proceso de consenso a través de un juego de roles realizado y propuesto con tan poco tiempo disponible.
Pero venga, vamos a ver... Para empezar, el ficticio Consejo Escolar se ha reunido guardando la misma organización que en una clase. Creo que la disposición en circulo hubiese sido más chula. Las decisiones en general se han tomado con mucho sentido del humor. La pretensión que ha emergido en mi grupo ha sido crear un colegio privado y elitista que propugne el individualismo más radical. Así que ha sido gracioso ver cuál de las propuestas era aún más neoliberal y conservadora que la anterior. Aunque a la hora de consensuar valores nos hemos relajado. Muy divertido ver también cómo cada uno de nosotros asumíamos nuestro papel. Yo como alumna, la verdad es que no he visto mucha opción de decir nada. Me han dejado decidir el nombre de la escuela, pero han hablado de mi posible decisión como si ni siquiera estuviese en la sala...
Una cosa que hoy ha pasado, y que sería triste vivirla en la realidad de un Consejo Escolar, es la desconexión con la que se ha abordado la tarea. Hacer la tarea se ha tornado más urgente que dejar espacio a que pasase "algo soñado". La participación se ha deteriorado por falta de interés. El grupo ha sido tomado por una especie de fuerza "rebelde" o por un "lider fantasma". Pura interacción social inconsciente (a ver... por supuesto, es por sacar chicha). Esto ocurre siempre, y aprehenderlo no es cosa fácil
Bueno, experimentos cutres aparte, creo que el Consejo Escolar es un
órgano muy interesante para conocer la cultura de una institución
educativa. De hecho, es el lugar en el que más voces están
representadas por lo que de cara a una toma de decisiones, es sin duda
un laboratorio ideal para observar el ejercicio de los principios
democráticos en los que se pretende educar.
Mirando los gráficos del Dossier de Jóvenes en Tiempos de Pandemia, se ve de manera muy clara el descontento y el escepticismo con el que miran a los políticos. Y sin embargo muestran interés en experiencias políticas que no sean solamente el voto en las urnas. ¿No sería genial aprovechar este interés para la gestión de las escuelas e institutos, dando a los Consejos Escolares un buen trato y lugar? Para eso, toda la comunidad educativa tendría que aprender cultura democrática porque nos sabemos ni consensuar ni diferir. Y porque cuando trabajamos en grupo pasan muchas cosas de manera muy inconsciente.
Un Consejo Escolar trae la diversidad a la mesa. La conciencia de esta diversidad tiene muchos niveles a percibir: culturas, edades, géneros, razas, orientaciones sexuales, religiones, bagages económicos, profesionales, habilidades, sueños y maneras de ver el mundo. ¿Cómo tomar conciencia y sacar a la luz la riqueza de nuestra diversidad y complejidad?
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