(el otro eres tu) ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD
Hicimos una practica en clase. A cada una se no puso de manera azarosa una etiqueta en la frente que decía (sin que supiésemos qué) algo sobre nuestra personalidad, hábitos, gustos, vicios y virtudes.
Se nos invitaba a sentir la mirada de las otras, sin saber qué estaban viendo, y observar su reacción y tu sensación. Inevitablemente tratas de averiguar qué pone en tu frente. Y de igual manera el resto busca su identidad. Así que obtuvimos la información asociándonos por grupos en los que nuestra peculiaridad encontrara resonancia. Todas nos echamos una mano para clasificarnos. Pertenecer a un grupo, aunque sea de pervertidas sexuales, alivia. Al menos no eres la única. Y en este caso, te ayuda a entender quién eres, quiero decir, qué clase de etiqueta tienes. Que no la ves si no es a través de las otras, y que por tanto, de alguna manera, son las otras las que de pronto te definen.
Pero, ¡ay! si no encuentras en quién mirarte...
Esta práctica reflexiona sobre la la construcción del otro como diferente, esa trampa que divide el mundo en dos constantemente y nos ciega a la propia diversidad, y por lo tanto, a lo mucho que tenemos en común.
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