RANGO Y PODER: LA FUNCIÓN TUTORIAL Y EL CONFLICTO
Ser tutora en un instituto consiste en liderar un proceso grupal. Supone ostentar un rol que se conecta con el poder. El poder puede definirse como la capacidad o el potencial de influir en los demás para cambiar la conducta de otra persona. Nos relacionamos e influenciamos, aunque no seamos conscientes de ello, y esta naturaleza relacional del poder nos indica que las relaciones sociales pueden conllevar también conflicto, determinado en parte por la asimetría que emerge del poder. Un conflicto hace referencia a un proceso de interacción entre las partes, donde cada acción realizada por una de las partes influye en las acciones de la otra. Y, por tanto, la relación de las personas involucradas en un conflicto está también atravesada por las dinámicas de poder, rango y privilegio. Si toda relación implica dinámicas de poder, los aspectos de éste definen la relación, la expresión del conflicto y su desarrollo. Una de las primeras causas de conflicto es el desequilibrio de poder. El uso del rango y del poder por las partes determina la evolución del conflicto, siendo un aspecto a atender puesto que influye en la gestión del conflicto.
Siguiendo a Arnod Mindell , el rango es como una droga: cuanto más tienes menos consciente eres de cómo afecta negativamente al resto.
Las características del rango están construidas socioculturalmente. Por tanto, ciertas características sociales y personales son valoradas o no, y por tanto unas personas son privilegiadas (hombres, adultos, no discapacitados, heterosexuales, no inmigrantes, personas de piel blanca, etc.) y otras marginadas (mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas, diversidad funcional, migrantes, personas de piel distinta a la blanca o negra, homosexuales y otras identidades de género y orientaciones sexuales, etc.).
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